Cada día de San Valentín o del Amor y La Amistad, me parece curioso como surgen dos posturas: los que tienen pareja y están pensando en cómo celebrar el día o los que odian esta celebración porque les hace sentir excluidos por “no cumplir con el requisito” de estar acompañado por esa persona especial.
Creo que todos hemos tomado partido de ambas en diferentes momentos de nuestra vida. Y es que la representación del amor, suele ser encasillada al de pareja, cuando este incluye a más personas importantes en nuestra vida: amigos, familia, compañeros, mascotas. Es realmente genial que exista un día para hacer saber a todas estas personas que los apreciamos y agradecemos en estén con nosotros.
Pero aún falta una persona esencial: tú. El quererte a ti mismo y hacértelo saber es vital para que tu capacidad de amar se desarrolle y llegue a más personas. ¿Qué conlleva quererse a uno mismo? Cuidar nuestro cuerpo (la consulta profesional siempre es muy recomendable), desarrollar nuestra vida espiritual, darnos regalos y experiencias que nos hagan sentir bien, ya sea algo material o simplemente permitirnos disfrutar del momento, cerrando los ojos y sentir el aire, el sol, la belleza que nos rodea.
Algo importante que descubrí recientemente, es que para amarme a mí misma, debo tratarme como a un ser querido. Es curioso que cuando tratamos de hacerles sentir mejor, les mencionamos todas sus virtudes, les consolamos y motivamos para levantarse y seguir adelante, pero cuando se trata de uno mismo a veces hacemos todo lo contrario. Es importante hablarse a uno mismo con ternura y cariño. Es verdad que siempre es bueno buscar ayuda cuando no encontramos la salida por nuestra cuenta, pero es igual de importante desarrollar poco a poco esa fuerza interior que nos sostenga en momentos difíciles, de tal manera que al caer, podamos levantarnos con mayor autonomía y no dejar todo el peso en nuestros seres queridos.
Así, el amor comienza dentro de cada uno de nosotros. Si nos amamos, nos permitimos tener relaciones más saludables, en las que no buscamos llenar vacíos, sino disfrutar de la compañía recibida. De esta manera, evitamos dejar nuestra vida en manos de personas o fuerzas que no podemos controlar y que si se van, corremos el riesgo de perdernos. Además, te da una mayor claridad para identificar qué relaciones son enriquecedoras y cuáles pueden hacerte daño, aceptándoles como son, incluso quererles, pero no depender de ellos para ser felices y determinar el camino que queremos para nosotros mismos.
Este 14 de febrero, te invito a felicitar a tus seres queridos, pero sobre todo, darte un fuerte abrazo a ti mismo, apreciar y agradecer cada pequeña parte que te conforma. Valorar que eres un ser capaz de sentir cariño, es una cualidad maravillosa, tanto así que se celebra cada año. Ahí radica la importancia de este día. Vívelo plenamente.
Por mi parte, te envío un fuerte abrazo desde La Casita Curiosa.