En estos días, me he acordado mucho de la película 13 going on 30 y el deseo de la protagonista. Pero la realidad, al igual que en la película, es muy diferente. Aparecen las dificultades que no teníamos previstas, las responsabilidades, el ser económicamente independiente y equilibrar la vida personal con la vida laboral.
Todos estos cambios son tan abrumadores, que en ocasiones he deseado regresar el tiempo en el que no tenía que hacerme cargo de mi misma. Ese es el nuevo coco del que poco se habla pero espanta a todos los adultos.
Para mi sorpresa, algunas respuestas y comprensión lo encontré en caricaturas. (Claro está en primer lugar en familia y amigos). Ahora pongo más atención en la historia, la personalidad y los conflictos a los que se enfrentan los personajes, lo que me hace reflexionar y aplicar en mi persona.
Haciendo honor al día del niño, te comparto algunas de las series y películas animadas que descubrí en mi adultez y me han ayudado a comprender y avanzar en esta etapa que en ocasiones resulta tan extraña.
1. Song of the Sea
Es la última película que he visto y me enamoré de ella. Es tan rica en su contenido como en el hermoso arte de la animación. Te ayuda a comprender el amor de familia y cómo proteger a los que más amas de una manera sana, para permitirles crecer y superar los momentos difíciles juntos.
2. Aggretsuko
Me reí tanto con esta serie, porque me identificaba mucho con la protagonista, quien trata de evitar problemas y ser cordial con todos, pero las emociones a veces se desbordan y tienen que salir, lo que te enseña a aceptar cada una de ellas, sin reprimirlas o engancharte, comprendiendo la valiosa lección que traen.
Rilakkuma and Kaoru
Gracias a Netflix y a la recomendación de mi esposo, encontré y pude disfrutar de esta serie. Desde el primer momento quedé enganchada a ella. Te transmite tranquilidad, de una manera tan sencilla que es fácil de aceptar y disfrutar. La serie hace alusión a la soledad y la duda acerca del valor de uno mismo, y como el amor y un fuerte abrazo te pueden hacer sentir mucho mejor, levantarte y volver a intentarlo con una valentía renovada.
Christopher Robin
La pandemia me regaló un bello momento de verla acompañada de mi mamá y las dos la disfrutamos de principio a fin. Más que para niños, creo que es un mensaje para todos aquellos que se ven abrumados por las responsabilidades a tal grado que se pierde el gusto de vivir cada día. Trata acerca del valor del descanso, que aunque a veces parece que no hay tiempo para ello, uno debe darle un espacio especial para renovar energía, disfrutar en compañía de los que más amamos y si estamos bien relajados, hasta podemos ser sorprendidos por vientos de inspiración.
La Vida moderna de Rocko
Esta película me llegó por la nostalgia de las caricaturas de mi infancia. El mensaje fue para toda una generación que se nos está dificultando más de la cuenta esta transición de la infancia a ser un adulto a través del personaje principal, Rocko, quien desea que todo sea igual que antes, pero los cambios son inevitables, por lo que lo mejor es aceptarlos poco a poco, tomando el primer paso de darnos cuenta de que estamos teniendo una crisis, aceptarla y caminar a través de ella para salir más enriquecidos.
Así, creo que el mensaje más importante es que los cambios llegan, queramos o no. La vida tarde o temprano te lleva al punto en el que debes cuidar de ti mismo. A pesar del gran esfuerzo que esto conlleva, te enseña una valiosa lección: valorar cada detalle que se te brinda, y sobre todo, la importancia de mantener relaciones reales, para que nos acompañen en los momentos decisivos.
Esta nueva autonomía te hace sentir más grande y capaz, con una confianza y seguridad que te impulsan a seguir descubriendo que habrá en el mañana, disfrutando del presente, tal como cuando eramos niños. Por ello, es importante conservar a nuestro niño interior, para que su curiosidad y capacidad de asombro nos lleven a las nuevas aventuras en la vida adulta, y de vez en cuando a sentarnos a ver unas buenas caricaturas tomando una malteada de chocolate.
