Conforme pasan los años (Creo que me salió una nueva cana con solo decir esta frase), me he dado cuenta que la felicidad es algo que debemos cultivar. Lo que antes llegaba de forma natural, ahora parece que se esconde y escurre entre las manos al mismo tiempo que las preocupaciones del día a día crecen en tamaño y peso.
Pero hay esperanza, no todo es catastrófico como a veces parece. Cosas que dabas por sentado porque no costaban dinero o esfuerzo, por las que ahora te debes esforzar para obtener, se convierten en pequeños y grandes logros que hacen de cualquier situación algo más personal, como si lo hicieras más tuyo.
Lo mismo pasa con la felicidad. Si bien, algunos momentos siguen llegando con naturalidad, otros los tenemos que construir. Es como alimentarnos de más cosas buenas, mientras más momentos felices creemos, más fácil será percibir lo bello y bueno a nuestro alrededor que antes permanecía dormido, esperando que los apreciáramos. Así, la felicidad también va de la mano con el descanso, pues estamos más despiertos para ver y sentir.
Se trata de una constante búsqueda de lo que nos hace bien, a nuestra mente, cuerpo y espíritu. Ya sean libros, podcast, programas, hobbies, compañía de seres queridos, ejercicio, oración, meditación y la lista sigue. Algunas veces estaremos más abiertos a probar de una o otra cosa, pero la constante es el buscar y mantener este hábito activo. A veces es cansado, pero siempre vale la pena, pues vives plenamente los buenos momentos y te sostienen en los momentos difíciles.
En lo personal, desde que salí de la universidad y empecé a trabajar, comencé a buscar y cultivar buenos hábitos porque sentía que lo necesitaba. La mayor parte del tiempo tiendo a olvidar con facilidad los buenos momentos, pero los malos, se quedan anclados y pesados dentro de mí.
Algo que me sirvió mucho fue el hacer un recuento del las cosas bellas y alegres de cada semana, primero anotándolas en una libreta y después lo hice más visual, haciendo un collage semanal con fotos de estos eventos, de manera que al terminar la semana, me recordara a mi misma que por más difícil y cansada que pudiera haber sido alguna, siempre hubo momentos que hicieron valer cada día.
Ahora, con la restricción de contacto personal por la pandemia, he tenido que probar otros métodos más fuertes y uno que me ha funcionado es hacer días especiales, ya sea conmigo misma o acompañada de mis seres queridos. Para que tu también puedas probar este método, te comparto un print gratis que puedes encontrar en este artículo (Descarga dando clic en botón amarillo), en el cual puedes anotar en cada categoría las cosas, personas y actividades que te hacen feliz, y así teniéndolas en mente, tu también puedas hacer tus propios días especiales que mantengan viva la felicidad dentro de ti y a tu alrededor.