Además de tu cumpleaños, el día del niño era uno de los más esperados en tu infancia. Entrabas más tarde a la escuela, estrenabas o usabas tu cambio favorito (Ahora los niños creo que le llaman “outfit”) para llevar a la fiesta, donde disfrutabas de los tradicionales taquitos de cochinita y la super bolsa de dulces. Por si fuera poco, también te preparaban regalos en casa. En pocas palabras, era genial.
Ya en la vida adulta, no hay muchas festividades así de mágicas para conmemorar una etapa en específico. No estoy segura si existe el día del adulto, pero si lo hubiera, seguro lo celebraríamos en el tráfico, la oficina y en la casa unos platos listos para ser lavados y algún recibo en la entrada de la casa.
Pero, como han dicho antes, todos tenemos cada una de las edades que ya hemos pasado, así que creo que podríamos celebrar a ese niño que aún vive en cada uno de nosotros.
Como les he platicado en otros post, en mi familia no tenemos niños, por lo que a veces adapto ciertas festividades para nosotros los adultos, porque aceptémoslo, las vida es más divertida con algunos toques de infancia de vez en cuando.
Para nuestra fiesta de niños grandes, estoy preparando algunos detalles, y el día de hoy decidí hacer los empaques para algunos regalos que les daré. Y como ya es costumbre, lo comparto para que puedan replicarlo en sus hogares y puedan crear momentos llenos de sorpresa en familia.