Si algo nos enseñó el 2020, es disfrutar cada día como es. En lo personal, extraño salir a pasear y convivir con seres queridos. Sin embargo, siento que he aprendido a valor lo que tengo en el presente. Dejar de añorar el pasado y esperar por el futuro. Solo disfrutar de lo que viene sin juzgar o tener expectativas, dejando que el día a día me sorprenda.
De otros años donde experimenté otros retos, aprendí que es muy productivo tener un almacén de buenos recuerdos y crear experiencias positivas. Ser feliz es un trabajo que depende solo de nosotros mismos, es una decisión. Por ejemplo, en un tiempo, cuando todo parecía igual y monótono, me propuse llevar un diario donde anotara solo las cosas buenas del día. ¿Por qué solo las buenas? Porque son las que se olvidan más fácilmente cuando el humor está fatal, a diferencia de los malos recuerdos que surgen con bastante facilidad en un momento complicado. De esa manera empecé a poner más atención a todos los detalles, buscando y encontrando. Me esforzaba aún más cuando el día era difícil, pues me negaba a acabar el día con la sensación de no haber hecho o sentido algo bello o pacífico. En este año, esta práctica y otras más me ayudaron para aceptar lo que no puedo controlar, y como dice mi esposo, no dejar que eso domine toda mi vida.
También aprendí a celebrar y reconocer los avances y pequeños triunfos que logré y a no compararlo con los demás. El mérito de otros no le quita la grandeza a cada logro personal. Es bueno reconocer las virtudes de los demás, pero también es bueno aceptar los propios, reconociendo que cada uno llevamos nuestro propio ritmo.
Al escribir esto, recuerdo fragmentos de libros, conferencias, programas de televisión, tantos y tantos que hemos dicho lo mismo, que hasta suena un poco trillado. Eso me pasaba cuando era adolescente. Creía que toda la palabrería positiva era una programación falsa y algo sosa. Fue hasta que la necesité, que le empecé a poner atención de verdad. A veces ocupamos que se nos mueva un poco el piso para detenernos y encontrar las respuestas que están frente a nosotros.
Mi invitación para ti es precisamente eso, de vez en cuando detenerte para ver y experimentar cada detalle de tu vida con el corazón, para poder observar las curiosidades que hacen único y hermoso el momento presente. Así, verás que tu humor cambiará, estarás más enfocado en lo que te hace feliz y cuando esto pasa, tus energías se renuevan y todo cobra un nuevo sentido. Trabaja constantemente en tu felicidad, rodéate de lo bueno para poder hacerle frente a los retos y seguir evolucionando. 
Así como nos tomamos tiempo de usar nuestra ropa especial, decorar el lugar y gozar con la familia y amigos el Año Nuevo, también es bueno preparar nuestro interior: el corazón y la mente para dar lo mejor de nosotros, saber cuándo parar, cuándo seguir y cuándo escuchar. Que pases un feliz y gratificante Año Nuevo, te desea con mucho cariño, La Casita Curiosa.
